lunes, 15 de junio de 2009

Poesía simbólica


Mirko Espada Solís

AYER-HOY

(Ayer, Hoy
Como Siempre, como antes
Las tinieblas envueltas de sabanas santas
Nublaron el nirvana en lobreguez-lamento.
Ayer, Hoy
Como antes, como siempre
Ah crecido la fogata apagada
En duelo-llanto)


Ha llovido hoy
Haciendo un sepulcral sonoro
Que rompieron del universo, sus cristales ladinos
Pero han sembrado en la tierra
Sus semillas aciagazas.

Ha garuado ayer
Haciendo un pasado vivo en marionetas longevas
Que provocaron tristes lagrimas en vaso de vidrios rotos
Y de a poco el ancho ajeno es de águilas pacas.

Ha llovido hoy,
Ha garuado ayer,
Y las mismas ciñas arrasan el manantial
Con royas mortíferas, como si fuese una fiera maldita.

Como antes, como siempre
Han atacado a la Bendita.



POEMA XIX

Llueven,
Tan grandes gotas de fuego
Lagrimas que nunca se acaban.

Lloran,
Los cielos de los llantos escondidos
Mientras que una luz se pierde en el camino.

Gritan,
Las aves de plumas viejas
Pidiendo solo ayuda del sol de la paz.

Andan,
Las hojas tristes y bien secas
Por un camino de oscuridad y maldad.

Ríen,
Los muertos que viven con el sufrimiento
Se alegran porque no tienen sentimiento.

Bailan,
Las sombras negras
Caminando por sitios de piedras.

Saltan,
Los ojos de las aves muertas
Llenos sus plumas de filudas espinas.

Pisan,
Los suelos llenos de clavos
Gritan y lloran, con una voz muerta.

ANIMAL

Un animal, asesina mil hombres
Por año
Un mal fina se ríe de los daños.

Un ser pensante, observador
Sabe de la vida, depredador
Se ha convertido en todo los años.

Un animal no razonable, débil
De la vida, perdida de la humanidad
Que se rompe como un cristal frágil.

Un bien sepultado bajo la tierra
Junto con la mala fiera
Siendo desterrado del abusivo humanitario,
Tantas lágrimas amargas han formado ríos,
Caudalosa a la tierra impura
Húmeda a los huesos fríos
Congelado a la mano dura,
Un animal razonable, pensante
Tan caído sin senda a su diestra
Oscuro sin luz el vacío,
Tantos hombres han asesinado
Ese animal sin martirio.


LA OJERIZA

(Tras mi envejecimiento lento
Cargo un saquito de mortal llanto
Que se mece en ese árbol de mi cuerpo taciturno)

El viento revolcándose
De mi agonía seca.
La alegría mojándose
De mis lagrimas muertas.
Fomentaron a mi voz
-En pecado umbrío-

(Mi cuerpo encono, fuerte en lo débil
Que acompaña al devaneo ojeroso
Que tintinea a la nirvana de mis labios tristes)

El lloriqueo juega
Con la flama rojiza
Que no alumbra ni alumbra.
La risotada se esconde
De los cosquilleos ajenos
Que no siente ni siente.

(Tras a mi acabado alegría,
Existe en su núcleo:
La ojeriza de la muerte feliz)