viernes, 4 de enero de 2008

dos poemas de ROGER GARCIA CLAVO

La voz que surge del alma




HOMBRES DE MAYO


Por un bote te deslizas distante
como una hormiga tratando de silenciar a los hombres
o a los nombres que en mayo se cobijan.
No es tu mirada ni el cortado de las ramas
que se niegan a dar su flor,
tampoco tus manos que se izan al cielo
para atrapar algún ángel
sino tu corazón que se empuma en las rocas
hasta hacer brillar las orillas y el sol.

Mucho menos los pájaros
que itineran el proceso de esta escritura
sino el silencio de tus ojos que hasta lloran
con la alegría de la lluvia por permanecer latente.

Hombre de Mayo
corazón de aguas que nos quemas la sangre,
los recuerdos entre pozos que nos persiguen
por noches de pesca
hasta adherir la muerte en la vida.

Hombres de Mayo
venas que se alimentan en tantos tunches,
duendes de la lluvia,
hasta desbordarse en nuestro grito
la esperanza del nuevo día,
vuelo de pájaro,
o canto de gavilanes que permanecen al son son del día.
Te deslumbras tú mismo del verde pasto
así como aprietas las aguas que corren
tan hilo por tu sangre hasta no ser herida.
Hombres de Mayo
el palpitante sol de tu espalda
quizá nunca se apague cuando termine el alba.




TANTAS COSAS



Hay horas, en estos lugares, en que la poesía
no es más que unas ganas de gritar
todos los nombres
que aún desconozco.
Diría sólo aquella letra que menos me confunde.
Empezaría diciendo: río, hombre, mayo
hasta diría voluntad en negrita
por las infinitas cosas que se apresuran
a florecer en esta orilla, de esta hora
donde las hojarascas dan el silbido
alrededor de nuestros sueños.

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